Mirko Lauer
Jueves, 16 de agosto de 2012 | 4:30 am
La sesión del décimo aniversario del Acuerdo Nacional en Palacio para aprobar su tema Nº 33, una política de Estado para el agua, es muy oportuna. El tema es clave en la conflictividad de estos tiempos, y al sistema democrático le cae bien dar una imagen de unidad institucional entre algunos de sus principales actores.
En lo estrictamente político el AN nació para reforzar la presidencia de Alejandro Toledo, acosado por los problemas de ser el primer gobierno elegido luego de un decenio de autoritarismo. Tiene razón Toledo en reclamarse padre de esta criatura, pues el AN nació también para salirle al paso de una sostenida campaña de desestabilización de su presidencia.
Cuando el peligro pasó el AN se convirtió sobre todo en una oportunidad del presidente para tomarse una foto en Palacio con las principales figuras del momento, más o menos en la línea de lo que hemos visto esta semana. Luego pasó a ser una manera de comprometerse con la democracia electoral. De allí la presencia de dos membretes fujimoristas.
El mecanismo no es de los más operativos, pero tiene importancia como un espacio donde las agrupaciones de la política pueden hacer patentes aquellas coincidencias suyas ubicadas por encima de sus discrepancias puntuales. En cuanto a la treintena de políticas de Estado, muchas de ellas son pasibles de interpretación.
La lista de políticas de Estado constituye, es bueno recordarlo, un espacio de coincidencia. Sería tentador verlo como una suerte de desdoblamiento que busca mover el espíritu consensual de las pasadas constituciones en dirección de planteamientos más cercanos a lo práctico. Lo cual todavía deja espacio para versiones particulares.
Cada gobierno ha elegido, o se ha visto llevado a privilegiar, un conjunto determinado de temas. Siempre ha resultado más fácil avanzar en los puramente económicos que en los sociales, por ejemplo. Algunos han quedado en el limbo de las buenas intenciones. Drogas (Nº 27) y violencia (Nº 7) son los primeros que vienen a la mente, no los únicos.
La foto de Palacio es bastante representativa, y nos hace notar que los grandes conflictos políticos hoy no son entre los partidos representados en el Congreso. Lo cual no es necesariamente indicio de un fortalecimiento del sistema de partidos (Nº 2), pero sí tal vez de una creciente confianza en el sistema de acceso y recambio electoral.
Quizás el decenio cumplido es un buen momento para que el propio AN produzca un balance de lo avanzado en cada una de las políticas acordadas. No parece tarea sencilla, pero sí de utilidad evidente. Por lo pronto, para infundir realismo a las intenciones de la política peruana, y en muchos casos para no seguir tropezando con la misma piedra.
Fuente: La República – OPINIÓN
Fecha: Jueves 16 de agosto de 2012